ATARDECER DE UN OCASO
Esta mañana sorprendí a mi padre parado en la puerta
mirando hacia el horizonte.
Su rostro, gozaba de la ausencia de su eterna sonrisa.
No se dio cuenta de mi presencia al verlo tan sereno y
meditabundo, preferí no interrumpir su calma.
Quizás vea el ocaso, y contemple cómo han pasado los
años, pensé!!. Afuera el color dorado predominaba, mientras se acercaba la
noche, las hojas de los árboles pintaban el recorrido del viento.
Poco a poco el bullicio citadino se transformaba en un
armónico acordé propio de la naturaleza.
Él es un hombre maduro, la experiencia se pinta cual
canas en su cabello; quizás sea muy normal contemplar el horizonte de esa
manera, me dije.
Su cabeza blanca, a cada instante, negaba pensamiento
o idea.
A saber si no llora tanta pérdida, tanto ocaso que se
ha borrado de sus ojos, tanto sol ausente.
Estará anhelando volver a tener esa edad moza, donde
el brío de su juventud le permitía enfrentar mejor los retos de la vida.
De repente giro su rostro hacia mí, como si un sexto
sentido lo hubiera alertado de mi presencia y dijo:
-Hijo ¿sabes que?, amo los atardeceres, pero estoy
listo para que ellos me extrañen.
- ¿Y eso? Pregunté algo inquieto y triste - conteste
enseguida - los atardeceres son hermosos, por algo te gustan tanto en la vida y
así siempre me lo has demostrado!
- Sí hijo pero los he disfrutado contigo y tú debes
prepararte para disfrutarlos con mi nieto.
Adaptación J.J.A.O
Esta interesante esta pagina muy educativa para nuestros hijos y niero mas adelante
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